
La sobreoferta de cafeterías sin identidad en Salta Capital, Argentina
En los últimos meses, Salta Capital ha sido testigo de una explosión de nuevas cafeterías. Algunas especializadas, otras no tanto, pero todas con una particularidad: parecen calcadas unas de otras. Desde los menús hasta el diseño visual de sus espacios, es difícil distinguir una propuesta de otra. El panorama se repite local tras local, y esto plantea una pregunta clave: ¿por qué no terminan de despegar?
SALTA CITY
Ana Dávalos
4/13/20253 min read
Hoy más que nunca, una cafetería no puede sustentarse solamente en seguir lo que está “de moda”. Las tendencias son valiosas, sí, pero no reemplazan la necesidad de construir una marca sólida, con una personalidad clara, que ofrezca una experiencia diferenciadora. En muchos casos, los propietarios no parecen entender que el nombre de su cafetería es más que un rótulo: es el primer ladrillo de su propuesta de valor.
La identidad no solo está en el café de especialidad o en un menú instagrameable. Está en el tono con el que se comunican, en el ambiente que crean, en los pequeños detalles que hacen que un cliente quiera volver y contarle a alguien más. Y eso, por ahora, está en falta en muchas de las nuevas aperturas de Salta Capital.
Es tiempo de que quienes se lanzan al mundo gastronómico entiendan que no alcanza con abrir puertas y decorar bonito. El verdadero diferencial está en el alma del proyecto.
Referencia vs. Copia
En esta fiebre por lo "instagrameable", muchos confunden inspiración con imitación, cayendo en la trampa de replicar fórmulas ajenas sin detenerse a pensar si funcionan en nuestro contexto.
Porque sí, buscar referencias es fundamental. Pero copiarlas sin alma, sin adaptación y sin entender al público local, es la receta perfecta para el déjà vu gastronómico: ese sentimiento de "esto ya lo vi" que se convierte en enemigo número uno de la autenticidad.
Veremos ahora algunos ejemplos para ver a qué nos referimos:
Como alguien que observa con atención el pulso de la gastronomía, percibo un patrón claro. Aunque estas cafeterías tienen cierto movimiento de clientes y mesas ocupadas, no logran generar la demanda suficiente que justifique las importantes inversiones realizadas. Y el motivo es, en mi opinión, simple pero profundo: la falta de identidad.


1. Estética “nórdica minimalista” sin contenido propio:
Mesas de madera clara, plantas colgantes, paredes blancas y tipografía sans serif. Aunque visualmente agradables, muchas veces no comunican una historia propia, sino que replican lo visto en Pinterest o Instagram.
2. Cafeterías que siguen la “moda specialty” sin propuesta de valor
Tienen café de especialidad, baristas con delantales de cuero, y ofrecen métodos como V60 o Chemex. Sin embargo, más allá del producto, no construyen una identidad clara: no se sabe a quién le hablan ni qué experiencia proponen.
3. Nombres genéricos con branding débil
Locales con nombres como “Café Central”, “Grano & Taza” o “Latte”, que no transmiten ni personalidad ni relato. El branding es tan neutro que se vuelve olvidable.
4. Cafés que copian conceptos extranjeros sin adaptación local
Inspirados en cafés de Brooklyn o Berlín, pero sin entender el contexto cultural y económico argentino. Esto puede generar desconexión con el público local.
5. Menús clonados y poco creativos
Tostadas con palta, granola con yogurt, flat white, carrot cake y sándwiches de jamón crudo con rúcula. Un menú que parece escrito por la misma persona en 10 locales distintos, sin adaptación a la identidad de cada cafetería.
Inspirarse es un arte; copiar, un atajo peligroso. La diferencia entre una idea bien interpretada y una réplica sin criterio puede marcar el destino de tu proyecto. En Salta tenemos identidad, tenemos costumbres, clima, historia y hasta modismos propios que pueden no ser compatibles con los ya genéricos estilos extranjeros.
El verdadero desafío —y el verdadero placer— está en usar las referencias como punto de partida, no como molde. En traducir ideas, no en calcarlas. Así es como se construyen propuestas gastronómicas que no solo llaman la atención, sino que se sostienen en el tiempo, enamoran a su comunidad y, sobre todo, tienen algo que decir.
