Referencia vs. Copia
Entender la diferencia entre referencia y copia es clave para sobrevivir en el nuevo mercado gastronómico
Ana Claudia Dávalos
7/30/20252 min read

En esta fiebre por lo "instagrameable", muchos confunden inspiración con imitación, cayendo en la trampa de replicar fórmulas ajenas sin detenerse a pensar si funcionan en nuestro contexto.
Porque sí, buscar referencias es fundamental. Pero copiarlas sin alma, sin adaptación y sin entender al público local, es la receta perfecta para el déjà vu gastronómico: ese sentimiento de "esto ya lo vi" que se convierte en enemigo número uno de la autenticidad.
Estética “nórdica minimalista” sin contenido propio
Mesas de madera clara, plantas colgantes, paredes blancas y tipografía sans serif. Aunque visualmente agradables, muchas veces no comunican una historia propia, sino que replican lo visto en Pinterest o Instagram.
Cafeterías que siguen la “moda specialty” sin propuesta de valor
Tienen café de especialidad, baristas con delantales de cuero, y ofrecen métodos como V60 o Chemex. Sin embargo, más allá del producto, no construyen una identidad clara: no se sabe a quién le hablan ni qué experiencia proponen.
Nombres genéricos con branding débil
Locales con nombres como “Café Central”, “Grano & Taza” o “Latte”, que no transmiten ni personalidad ni relato. El branding es tan neutro que se vuelve olvidable.
Cafés que copian conceptos extranjeros sin adaptación local
Inspirados en cafés de Brooklyn o Berlín, pero sin entender el contexto cultural y económico argentino. Esto puede generar desconexión con el público local.
Menús clonados y poco creativos
Tostadas con palta, granola con yogurt, flat white, carrot cake y sándwiches de jamón crudo con rúcula. Un menú que parece escrito por la misma persona en 10 locales distintos, sin adaptación a la identidad de cada cafetería.

Inspirarse es un arte; copiar, un atajo peligroso. La diferencia entre una idea bien interpretada y una réplica sin criterio puede marcar el destino de tu proyecto. En Salta tenemos identidad, tenemos costumbres, clima, historia y hasta modismos propios que pueden no ser compatibles con los ya genéricos estilos extranjeros.
El verdadero desafío —y el verdadero placer— está en usar las referencias como punto de partida, no como molde. En traducir ideas, no en calcarlas. Así es como se construyen propuestas gastronómicas que no solo llaman la atención, sino que se sostienen en el tiempo, enamoran a su comunidad y, sobre todo, tienen algo que decir.
